Este Museo de propiedad privada, el más grande de los de su género en Alemania, está situado en un lugar cercano a lo que fue el importante enclave industrial del Ruhr, y ofrece a los visitantes una notable colección que les ayudará a conocer la historia del ferrocarril en Alemania.
Si se menciona el Ruhr -o la cuenca del Ruhr, como se conoce esta zona-, la gente piensa inmediatamente en un paisaje de acerías, minas de carbón y fábricas de todo tipo. El escritor alemán Heinrich Boll describía en 1958 la cuenca del Ruhr como la región "donde el blanco es sólo un sueño". En la actualidad, esto ya no es cierto, pues aquí, al igual que en el resto de Europa, sólo unas pocas plantas han sobrevivido al colapso sufrido por la industria tradicional. Aunque los yacimientos carboníferos cercanos al río Ruhr comenzaron a explotarse ya en el siglo XIV, no fue hasta la segunda mitad del XIX cuando la industria se desarrolló e hizo de esta región el centro de poder económico del nuevo imperio alemán. La población de Bochum, una de las 12 ciudades más grandes del Ruhr, pasó de tener 17.000 habitantes a los 356.000 de 1981. Referirse a Bochum como una ciudad tal vez sea erróneo, ya que es más bien un conjunto de construcciones dispersas, separadas por espacios verdes, que generalmente señalan los lugares donde anteriormente se encontraban las minas, hoy abandonadas. Dalhausen, uno de los distritos de Bochum, es todo un tributo a la capacidad de la Naturaleza para recuperarse de las cicatrices dejadas por la industria. En tiempos fue el enclave de una importante mina de carbón y de una fábrica de ladrillos -esta última todavía puede identificarse por su altísima chimenea-, pero hoy en día la zona que engloba al viejo depósito de locomotoras de Deutsche Bundesbahn (DB), convertido en Museo, es un soberbio parque. El Museo en sí es un delicioso espacio de madera que aloja la mayor colección de locomotoras de Alemania, pertenecientes en su tiempo a los ferrocarriles del país. Los orígenes del Museo se remontan a 1968, cuando DB autorizó a Deutsche Gesellschaft fur Eisenbahngeshichte (DGEG/Asociación Alemana para la Historia del Ferrocarril) la utilización de parte del almacén de Dalhausen para albergar y restaurar la colección que estaba montando. DGEG tiene ahora más de 140 vehículos, aunque algunos están cedidos en préstamo a otros museos, o circulan al frente de trenes especiales en las líneas de los nuevos ferrocarriles alemanes, formados a partir de los de las antiguas Alemanias: Oriental y Occidental.
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El Museo de Bochum-Dalhausen proporciona a los visitantes la experiencia inusitada de dar un paseo en la cabina de la locomotora 4-6-0 n° 2267 de la Serie P8, de los antiguos Ferrocarriles Prusianos. Estas máquinas alcanzaban una velocidad máxima de 700 km/h. En sus últimos años de servicio, muchas fueron equipadas con los pequeños deflectores de humo propios de las Pacific A3 de Gresley. |
La mejor forma de llegar al Museo es tomar en Essen la Línea 3 del S-Bahn a Hattingen, ya que ofrece la posibilidad de utilizar la lanzadera que une la estación BO-Dalhausen con el Museo, un Ferrobús T2 de cuatro ruedas construido en 1936 por Waggonfabrik Wismar para el ferrocarril Bremen-Thedinghausen. El uso de estructuras y asientos propios de autobús permite a los fabricantes producir baratos vehículos ligeros para las líneas que dan servicio a este tipo de ramales. El Museo conserva también un ejemplar que representa el desarrollo del concepto VT 95 9.626 en la época de postguerra; tuvo tanto éxito que se decidió construir 572 máquinas además de 573 remolques del mismo tipo. La lanzadera transporta a los pasajeros a lo largo del trayecto de 400 m hasta un andén situado junto al Museo. En el andén, está expuesta una de las locomotoras más grandes del Museo, una T20 (ahora Serie 95) de los Ferrocarriles Estatales Prusianos: la 2-10-2T n° 28, de dos cilindros. Las 48 locomotoras de esta Serie, que datan de 1922, fueron equipadas con freno de retropresión, que les permite remolcar trenes por rampas muy pronunciadas. Uno de sus últimos servicios fue en la línea que une Saalfeld y Eisfel a través de Thuringer Wald, que precisamente tiene estas características. El andén conduce directamente a la rotonda de locomotoras. Este editicio, con 14 compartimientos, fue construido por los Ferrocarriles Prusianos entre 1916 y 1918 como depósito de la zona de Dalhausen. Después de 1925, se convirtió en rotonda de locomotoras con capacidad para 35 máquinas. Destinada especialmente a las locomotoras dedicadas al transporte de mercancías, las últimas que permanecieron allí fueron las 2-10-0 de las Series 44 y 50; todavía hoy alberga a una de tres cilindros de la Serie 44, la n° 377, que fue construida en 1942 por Krupp en Essen, y pasó sus últimos 10 años trabajando en el Ruhr con base en el depósito de Gelsenkirchen-Bismar. Entre 1937 y 1949, se construyeron casi 2.000 poderosas máquinas de este tipo. Un agudo pitido hace que las cabezas se vuelvan hacia una vía paralela a la ruta de la lanzadera: la 4-6-0 n° 2.267 de la Serie P8 pasa por delante del depósito con visitantes en la cabina de conducción, que disfrutan durante medio kilómetro de la emoción de ir en el corazón de una locomotora de vapor que permanece en funcionamiento. Cuando hace buen tiempo, siempre hay cola para montar en la cabina de esta locomotora, en su tiempo la más grande del mundo, dedicada a remolcar trenes de pasajeros. Entre 1906 y 1928, se fabricaron 3.800 máquinas P8. Como 800 ejemplares fueron transferidos a otros países de Europa central y occidental, la mayoría en concepto de reparaciones de guerra, estas locomotoras se convirtieron en algo muy familiar para los pasajeros de muchas nacionalidades hasta que fueron retiradas del servicio a finales de los años ochenta. Obra de Robert Garbe, jefe de ingeniería mecánica de la división de Berlín de los ferrocarriles prusianos, la P8 fue la primera máquina europea 4-6-0 de dos cilindros de expansión simple con mecanismo de distribución Walschaert.
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Uno de los últimos diseños de Deutsche Bundesbahn fue la Serie 66, unas máquinas 2-6-4T representadas en Bochum por la n° 002. Estas locomotoras de dos cilindros de vapor recalentado eran una amalgama de los principios de diseño de las prusianas, de las alemanas del sur y de las de los ferrocarriles estatales, utilizando los últimos avances en soldadura y termotecnología. |
Sólo para forzudos
Después de la excursión en cabina, se cruza la vía a pie en el lugar indicado para el paso de peatones. Está protegido por barreras, controladas desde una elevada cabina de enclavamientos de chapa ondulada, traída de Colonia, asentada sobre dos esbeltos pilares. Diversas señales controlan las líneas y las conexiones con el depósito. Cerca del cruce está el punto de salida para aquellos viajeros que se atrevan a emular a Buster Keaton y quieran impeler, a fuerza de brazos, una vagoneta accionada mediante una palanca de mano con la que podrán recorrer la extensa colección del Museo de vagones más modernos. De este modo llegarán de nuevo a la estación del S-Bahn y a la chimenea de la fábrica de ladrillos, casi el único vestigio de la primitiva actividad fabril de la zona. Antes de dar una vuelta por el depósito, merece la pena echar un vistazo al edificio sede de la administración del mismo, y que retiene el carácter de las antiguas oficinas de la fábrica sin dejar por ello de adecuarse a los nuevos usos. Donde se encontraba el despacho del jefe de almacén hay ahora un comedor, en el que se pueden tomar comidas elaboradas allí mismo. Otras habitaciones se han convertido en una biblioteca, una sala de vídeo donde se muestran reportajes sobre la historia del ferrocarril en Alemania y una exposición donde se evoca el carácter ferroviario de la región y, en concreto, del depósito de Dalhausen. Incluye una maqueta a escala de la zona y fascinantes fotografías de los últimos años del vapor. La locomotora más antigua de la colección de DGEG es la 0-6-2T n° 7.270 de los Ferrocarriles Prusianos, más tarde convertida en 90.009 de DB, que fue construida por Borsig (Colonia) en 1893. Una de las 320 locomotoras de la Serie T9, la n° 7.270, pasó la mayor parte de su vida activa en la industria, concretamente en la empresa Pfeiller & Langen Sugar Company, al oeste de Colonia. En el otro extremo, está la colosal 4-6-2 n° 008 de la Serie 01, construida por Borsig en 1925; uno de los más antiguos de una serie de modelos estándar introducidos por Deutsche Reichsbahn en 1924. Fue una de las 231 Pacific producidas entre 1925 y 1937. Igual de impresionante es un ejemplar de máquina ténder de cremallera 0-10-0 de la Serie 97, la n° 502, adquirida en 1922 por Maschinenfabrik Esslinge. Esta locomotora de cuatro cilindros de vapor recalentado fue construida para la línea Reutlingen-Muslingen, que atraviesa la Selva Negra. Entre las locomotoras más famosas de los ferrocarriles alemanes, se encuentran las prusianas G8 (más tarde Serie 55). Como se fabricaron más de 5.000, era muy fácil ver en cualquier parte del país una de estas excelentes máquinas de dos cilindros de vapor recalentado. El ejemplar expuesto en el Museo -la n° 3.345- fue construido en Cassel en 1915 por Henschel.
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Esta poco habitual máquina eléctrica de c.c., reminiscencia de las primitivas locomotoras de North Eastern Railway, fue construida en 1913 por AEG para remolcar vagones postales, entre el depósito de Berlin Anhalter y la Oficina de Correos n° 77 de dicha ciudad. Fue donada al Museo en 1969. |
Entre los vehículos más comunes de DGEG, está un Ferrobús que puede circular sobre carriles y sobre asfalto. Con ellos, DB pretendía mejorar la competitividad de los trenes que cubren los ramales frente a los autobuses; fueron construidos tras finalizar la Segunda Guerra Mundial. Este ejemplar, el 29-3, circuló entre Koblenza y Betzdorf hasta 1967. De la colección de vehículos diesel de ancho de vía de 600 mm hay que destacar el 0-4-0 de Feldbahn, que tuvo una carrera especialmente interesante. Construido en Berlín por Jung en 1936, entró en servicio en el campo de dirigibles de Friedrichshafen en el lago Constanza. base del desgraciado Hindenburg, que ardió y se estrelló en Lakehurst, Nueva Jersey, en 1937. Al igual que todas las sociedades dedicadas a la conservación de ferrocarriles, DGEG se preocupa de la falta de lugares a cubierto destinados a albergar estos vehículos, que son especialmente sensibles a las condiciones meteorológicas y la intemperie. En consecuencia, se construyó una gran nave con cuatro vías para coches y vehículos eléctricos que se inauguró en 1985. Alberga algunos de los coches para 20 pasajeros, junto con cinco vagones postales o de equipajes que DGEG conserva celosamente. La mayor parte de estos vehículos es representativa de las condiciones en que viajaban los pasajeros alemanes, desde los años anteriores a la Primera Guerra Mundial hasta la Segunda: casi todos tienen dos, tres y hasta cuatro clases. Entre las excepciones, está un vehículo de líneas bastante aerodinámicas que data de 1940, con dos compartimientos centrales de primera clase, y un antiguo coche-restaurante de Wagons Lits construido en 1908 por Maschinenfarik Augsburg, en Nuremberg. Se cree que circulaba por Alemania en un tren internacional el día en que estalló la Primera Guerra Mundial. Fue confiscado como propiedad enemiga y utilizado como coche-restaurante por Mitropa, y más tarde por DSG hasta 1976. Detrás de la zona del depósito principal, está la colección de objetos diversos, que incluye desde barreras de pasos a nivel, con cabina de vigilante y campana, hasta un remolque y un tractor utilizados para transportar vagones de ferrocarril por carretera hasta las factorías a las que no llegaba el tren. Una línea de vía estrecha deja a los visitantes cerca de los restos de una mina, de la que se extraían en otro tiempo 45.000 t de carbón anuales que eran transportadas por los Ferrocarriles Alemanes.
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Las plataformas para bicicletas, equipaje o lecheras situadas en ambos extremos se aprecian con claridad en esta fotografía de un Ferrobús T2 de cuatro ruedas, detenido frente al depósito. A su lado aparece la 2-10-2 n° 028 de la Serie T20 (Serie 95 de DB) de los Reales Ferrocarriles Prusianos. |
Un tren de museo
En determinados días, el Museo pone en circulación un tren con coches que datan de 1893 para hacer un recorrido de 21 km saliendo de Oberwengern, a 9,6 km al oeste de Hagen, que sigue de cerca la cuenca del Ruhr. La máquina prusiana n° 7.159 TR (Serie 89 de DB), por ejemplo, está en Neustadt para remolcar el tren del Museo del Ferrocarril.
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La actual situación del Museo poco tiene que ver con su pasado, como depósito de locomotoras en un centro de la industria pesada. La n° 2.287 de la Serie 38, con dos jóvenes entusiastas, a bordo, pasa ante la antigua cabina de enclavamientos de Colonia, recuperada por miembros del Museo en 1983. |
Peces vivos por ferrocarril
Entre los vagones que DGEG tiene en su colección, hay uno que se dedicaba al transporte de pescado vivo desde Francia, Polonia o Hungría para los mayoristas de Hamburgo. Equipado con dos tanques, en los que el agua se aireaba mediante bombas diésel, cuenta incluso con una litera para un vigilante.
Fuente: El Mundo de los Trenes - Ediciones del Prado S.A. - 22/08/1997 - Madrid (España)